Santa Catalina “raspó” cada pelota para superar a Tabaré y se quedó con el Apertura

Ciudad Deportes
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Cambiando radicalmente la imagen anodina que había mostrado hace siete días atrás, cuando cayó goleado por cuatro a cero ante Fraternidad, Santa Catalina se quedó ayer con la final del torneo Apertura de Liga del Centro, superando a Tabaré por uno a cero, después de jugar un partido con una entrega envidiable de sus jugadores y de raspar cada pelota como si fuera la última. El triunfo llegó en el primer chico del alargue,  a través de un tiro libre de Daymon Herrera, en unas de las pocas ocasiones que el campeón tuvo para abrir el marcador. Tabaré sufrió la máxima futbolística de que goles errados son goles en contra y se enfrentó a una defensa “santa” que fue una muralla que los delanteros de Egaña no pudieron vulnerar.

A pesar de que este año Tabaré no le ha podido ganar a Santa Catalina (llegaban con una derrota y un empate), en lo previo todos eran conscientes de que el plantel del conjunto de Egaña es de mayor poderío que el de los de la banda roja. Pero muchas veces en el fútbol los papeles no reflejan exactamente lo que luego sucede en el campo de juego.

Y eso sucedió ayer. Los “santos” supieron disimular casi a la perfección  esa superioridad del plantel, a base de esfuerzo, ganas y compromiso por la causa. Su entrenador, Néstor Gutiérrez (ver nota aparte), reconoció que durante la semana trabajó mucho el aspecto anímico luego del “porrazo” recibido ante Fraternidad. Y ahí está la explicación, de cómo un equipo con menos figuras, prácticamente sin recambio, pudo quedarse con la final y el torneo.

Pero para que eso sucediera, debieron pasar 120 minutos de juego, que por momentos fueron intensos y emotivos.  Todo comenzó con una jugada clara de gol, para el equipo que tuvo el dominio del juego durante gran parte del partido. Desborde de Romero por izquierda, el toque al área para el ingreso de Nahuel Hernández que definió mal y Tabaré se perdió un chance inmejorable para arrancar el partido ganando.

La iniciativa siempre la tuvo el equipo de Egaña y cuando promediaba la primera parte, una triangulación entre Maldonado, Romero y Leguizamón, le permitió a este último llegar al área con pelota al pie, pero el remate terminó desviado.

La primera llegada de Santa Catalina al área rival se dio a los 28 minutos a través de un remate de Herrera, que al final terminaría siendo la figura de la final. Fue en los 15 minutos finales del primer tiempo donde los “santos” lograron emparejar el juego, al menos pisaron el área de Tabaré con más insistencia y pudieron abrir el marcador, si no fuera que el meta Espinoza envió al córner un disparo de Daymon Herrera.

En el complemento las cosas no cambiaron demasiado. Tabaré siguió teniendo la iniciativa y nuevamente desde el arranque pudo convertir, esta vez mediante un remate de Romero que el meta Vera de Santa Catalina logró contener.

Los dirigidos por Gutiérrez tuvieron la virtud de cerrarse bien en el fondo, donde desde el golero, pasando por toda la línea final (Maldonado, Rieiro, Ferreira y Aguiar), rayaron a gran altura, ganando casi todos los mano a mano y seguros a la hora de restar la pelota.

En ese factor, la seguridad en el fondo, el conjunto de la banda roja comenzó a gestar su triunfo, porque a eso luego le sumó un despliegue físico enorme del mediocampo y finalmente la certeza de un delantero para capitalizar la chance que se le presentó.

No obstante antes de llegar a final del partido, Tabaré tuvo otra chance clara de gol, mediante cabezazo de Rosano que el guardameta de Santa Catalina rechazó al córner.

El alargue

En el alargue el predominio de Tabaré se acentuó, pero nunca pudo dar la estocada capaz de capitalizar ese dominio de juego y territorio en la red adversaria. Y fue su rival, quien finalmente dio el golpe de gracia.

Daymon Herrera recibió de espaldas a pocos metros del área mayor y fue derribado por un defensa. El árbitro Flores pitó falta y en Santa Catalina todos pensaron que era la gran ocasión que estaban esperando. Y a si fue, el propio Herrera la acomodó, todo hacía pensar que la colocaría por encima de la barrera buscando el palo contrario al arquero, pero hizo lo inesperado, la tiró al palo del guardameta, que cuando la pelota salió disparada dio un paso a su derecha, pensando que el balón iría hacia ahí, pero no, llevaba destino adverso y ya no tuvo tiempo para regresar y tapar el remate. La pelota entró rozando el palo izquierdo y Herrera salió disparado hacia la hinchada “santa” para festejar el gol.

Ahora había que defender la diferencia, pero eso era lo mejor que había hecho Santa Catalina hasta ese momento. Tabaré insistió por arriba y por abajo, con centros y desbordes, pero la suerte ya estaba echada. Nadie podría quebrar una defensa que fue una muralla inexpugnable.

El título fue para un equipo práctico, sin grandes figuras, pero sí con una entrega enorme, capaz de contagiar a propios y extraños, porque raspó cada pelota como si fuera la única y anímicamente jamás se quebró. Ni la superioridad futbolística del rival, el cansancio y menos aún la presión de estar jugando una final, doblegaron a un plantel que sudó la camiseta y cumplió con el papel que le correspondió a cada uno, firmes y seguros en el fondo, correr a todos en el mediocampo y arriba aprovechó la ocasión que se le presentó.  En esa figura Santa Catalina justificó el título, mostrando que también siendo aplicado y consciente de sus limitaciones y fortalezas, pudo superar a un rival que en los papeles era superior.

Santa Catalina 1

D. Vera

L. Maldonado

C. Ferreira

D. Rieiro

H. Aguiar

L. Vidarte

L. Revetria

N. Díaz

D. Herrera

C. Bustillos

R. Díaz

DT. Néstor Gutiérrez

Tabaré 0

H. Espinosa

M. Burgos

F. Baéz

D. Pereira

N. Fernández

L. Cabrera

A. Romero

F. Leguizamón

F. Maldonado

A. Rosano

N. Hernández

DT. Nicolás Arrué

Gol de Santa Catalina: 100 minutos Daymon Herrera. Cambios en Santa Catalina: Jhonatan Sosa por Nicolás Díaz, Cristian Munua por Richard Díaz y Washington Maldonado por Leandro Vidarte. Cambios en Tabaré: Darío Cedréz por Alexis Rosano y Santiago Silveira por Nahuel Hernández.

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Público: 1.000 personas

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